Hay dos cosas de Karl Marx que quisiera implementar en mi vida: comprensión y transformación. Sobre lo primero, claramente la crítica al capitalismo supone un entendimiento profundo del mismo. El análisis del capitalismo en el siglo XIX, después de por lo menos tres siglos de su aparición, supone una ardua tarea de síntesis que desemboca en un conocimiento esclarecedor. Sobre lo segundo, pues simplemente se recoge en su famosa frase: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Comprender y transformar o comprender para transformar se me hace una importante divisa en un nuevo orden o normalidad post pandemia.

El Estado de Bienestar que se procuró en el siglo XIX y después de la primera y segunda guerra mundial, de acuerdo a las tesis del economista Keynes, ha salido a relucir de nuevo. Justamente, al conocerse las funestas consecuencias económicas del Covid-19, que nos envuelven en una nueva crisis mundial, ya no como guerra sino como pandemia. Y es que el Estado de Bienestar, como su nombre lo indica, delega en las obligaciones estatales la atención de la salud, la educación y otros servicios públicos esenciales. Es así como el Estado puede ser llamado de bienestar, benefactor, providencial o simplemente "sociedad de bienestar", porque provee servicios en cumplimiento de los derechos sociales que tienen todos los habitantes de un país. ​

Ecuador ha implementado planes, programas y normas para garantizar una educación superior democrática, inclusiva y gratuita. No obstante, las políticas públicas de educación superior imposibilitan el acceso global a la formación académica de tercer nivel.